12 dic 2010

YIYI MURANO (EL TE DE LA MUERTE)


Su verdadero nombre era Maria de las Mercedes Bernardina Bella Aponte. Nacida en la provincia de Corrientes (Argentina) en el año 1930.
Acusada de haber envenenado a tres mujeres y llevada a juicio por homicidio, Yiya Murano nunca confesó. Fue absuelta en primera instancia, el juez alegó que había dudas insalvables. Tres años después, la Cámara de Apelaciones evaluó los indicios de manera diametralmente opuesta y la condenó a cadena perpetua.
Año tras año Yiya presenta pedidos de indulto y de conmutación de pena porque insiste en su inocencia.
Hace poco, sus reclamos fueron escuchados por el presidente de Argentina, Carlos Ménem y su pena fue reducida a 25 años de prisión.
Carmen Zulema del Giorgio Venturini, su prima segunda, tentada por las promesas de jugosos intereses, entrego a Yiya un montón de dinero no muy significativo, con el propósito de que lo invirtiera. Luego del éxito de su primera inversión decidió hacer otra.
Su vecina Nilda, hizo lo mismo y una amiga de esta, Leticia Fornisano de Ayala también se sintió atraída y decidió invertir.
Yiya aumentaba desmedidamente su amistad hacia estas y sobre todo, las visitaba con mayor frecuencia.
El sábado 10 de febrero de 1979 Nilda Gamba comenzó a sentir dolores agudos en el estomago y náuseas. El medico que la atendió le pronosticó intoxicación y ella recordó (al médico) haber tomado el té con Yiya.
Yiya se ofreció a cuidarla. Por la noche, empeorando, entró en estado de coma y el domingo fallecía.
Yiya buscó al doctor Tomer, el primero que la atendió, con el fin de que firmara el certificado de defunción. El médico se negó alegando que él no había sido el último en atenderla. Ante tal inconveniente, Yiya se dirigió al medico de la cochera, quien sí aceptó el trámite a cambio de una propina. La causa de muerte según el certificado fue: paro cardíaco no traumático, fórmula que evita la autopsia.
Un mes y medio antes, durante tres días no se supo nada de Nilda. Se hizo la denuncia a la policía y cuando forzaron la puerta encontraron a Nilda tirada en el piso, víctima de un coma diabético. Aquella vez fue Yiya la persona que vio a Nilda por última vez antes de que se descompusiera. Puede que haya sido un intento de envenenamiento que no resultó, o tal vez lo del coma diabético haya sido verdad.
Días más tarde cuando debía devolver el dinero a Chicha, Yiya fue a su casa a tomar el té y a tranquilizarla. Según ella convinieron en encontrarse esa misma noche. Cuando Yiya y las otras amigas fueron a buscarla, nadie contestaba.
El 22 de febrero los vecinos del edificio denunciaron a la policía que del departamento ocupado por Chicha salía un olor penetrante y que nadie contestaba el timbre. Al forzar la puerta encontraron el cadáver sentado frente a la tv, a su lado restos de pescado, una taza con un poco de té. También en este caso el médico de la funeraria extendió el certificado de muerte: infarto de miocardio no traumático.
El 24 de marzo, Mema del Giorgio Venturini sintió náuseas y un profundo malestar. Desfalleciente, se arrastró hacia el pasillo del edificio, pero presa del vértigo perdió el equilibrio y cayó haciendo ruido, el cual escucharon los vecinos y acudieron a socorrerla. En ese momento llegaba Yiya quien preguntó a los vecinos si Mema había dicho algo antes de perder el conocimiento. De camino al hospital en la ambulancia, al fallecer la víctima le preguntó al medico si seria necesaria la autopsia.
Cuando Diana Maria Venturini, hija de Mema, intentaba poner en orden las pertenencias de su madre descubrió que faltaban unos Pagarés que habían sido extendidos como garantía de los depósitos de Yiya, ante este hecho, indagó al portero del edificio quien recordó haberle dado las llaves del departamento a Yiya, minutos después de ocurrido el incidente, con el propósito de hacer unas llamadas a los familiares (las cuales nunca se hicieron).
Ya en su domicilio y con la mente más despejada Diana comenzó a hacer conjeturas. Puesto que otras 2 personas a quienes Yiya debía dinero habían muerto en circunstancias similares a las de su madre, decidió hablar del caso con la policía. A partir de eso, el juez ordenó la exhumación de los cadáveres para realizarles las autopsias pertinentes. En el caso de Nilda y Chicha, inhumadas en tierra, esa tarea no arrojaría resultados decisivos ya que en el proceso de descomposición de los cuerpos una de las sustancias que se forman es el clorhidrato de cianuro. Esto impide establecer si la sustancia esta allí por causas naturales o por haber sido injerida en vida. En cambio, en el cadáver de Mema pudo determinarse con exactitud que en sus vísceras había restos de cianuro alcalino y así se consideró que se trataba de muerte por envenenamiento.
A los tres años de estar detenida, salió en libertad. ¿Cómo explicar la decisión de la justicia cuando nadie dudaba de su culpabilidad?
Primero: Yiya nunca había confesado, segundo, si bien todas las pruebas apuntaban en su contra, no hubo testigos directos de los crímenes, y por último, que la querella se basaba en que otra persona no podría haber sido, pero demostraba incapacidad en probar la autoría de la imputada. Yiya estuvo muy cerca de cometer el crimen perfecto que tanto admiraba.
Las mujeres habían sido asesinadas con una sustancia que, una vez muertas, era producida por el cuerpo en estado de descomposición. Sólo la agonía de Mema le había dificultado las cosas.
Después de tres años de libertad, la Cámara de Apelaciones la considera culpable, ante este fallo, Yiya planea fugarse.
La Cámara calificó que los hechos constituyen homicidio calificado por ser cometidos con veneno reiterado en tres oportunidades. También se la condenó por el delito de estafa al patrimonio de estas mujeres.
Desde el punto de vista médico, de acuerdo con el informe forense, Yiya presenta ´una personalidad polifacética en la que se destacan componentes histéricos, paranoides y perversos, y es precisamente en base al tipo de personalidad que estiman los médicos que posee peligrosidad social´.
Se considero probado en la causa que el cianuro que llevo a la muerte a Mema Venturini y a Nilda Gamba fue colocado en vasos de agua, como parte de remedios, que éstas tomaban sin dudar, en razón de la confianza que tenían con Yiya. En cuanto al caso de Chicha Ayala, el tribunal sostuvo que el cianuro tuvo dos vehículos posibles: el té o las pasas. Se sabe o supone que el cianuro estaba en los saquitos de té, ésta es una manera de que nadie sospeche de ella por que las mujeres vivían solas, eran de avanzada edad y cuando morían no hacia falta que Yiya estuviese presente.

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POEMA A LA MUERTE POR PABLO NERUDA

Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel del alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido de perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.

Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra,
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos;
la muerte está en la escoba,
en la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.

La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante

POEMA A LA MUERTE

¿Cómo llenar el vacío de esta noche?

No con lágrimas,

puesto que el exilio es voluntario,

sí con pena,

que no cabe en mi pecho el deseo.

¿Es, acaso, extraño una noche oscura?

De loco es añorar la luz ahora

y sin embargo me salgo de mí

y necesito como el adicto

la droga redentora.

Tiemblan mis labios

en tus labios ausentes,

huyes como una sombra

que no logro atrapar.

Queda mi grito en la garganta

y tu pecho cotidiano

de las manos se escapa,

tus ojos, ya cerrados,

no me hablan.

En este silencio sin tí

me pregunto:

¿Cómo llenar el vacío de esta noche?

NO SON LOS MUERTOS

No son los muertos los que en dulce calma
la paz disfrutan de su tumba fria,
muertos son los que tienen muerta el alma
y viven todavía.

No son los muertos, no los que reciben
rayos de luz en sus despojos yertos,
los que mueren con honra son los vivos,
los que viven sin honra son los muertos.

La vida no es la vida que vivimos,
la vida es el honor, es el recuerdo.
Por eso hay hombres que en el Mundo viven,
y hombres que viven en el Mundo muertos.